Aquí vengo con el capítulo cinco de esta primera adaptación :3 y pronto publicaré una nueva adaptación Mpreg, esperenla y disfruten de este capítulo :3
Se tardó en dejar
algún programa en definitivo, incluso carcajeaba solo ante sus
indecisiones, mientras yo… trataba de ubicar toda
mi atención en él, en medio de una lucha contra el dolor punzante que se generaba en mi
cien, cual parecía expandirse por todo mi cráneo.
Estaba concentrado en la serie animada que pasaban
por un canal educativo sobre tortugas y creí que había despojado toda clase de atención en mí, por lo que
en el momento en que el dolor atacó intensamente mi cabeza, tuve la posibilidad
se apretar mis ojos y quejarme a través de muecas.
— ¿Estás bien? —Susurró cuando menos lo esperaba.
Había estado carcajeando hacía ya bastante rato. Abrí mis ojos mecánicamente al
sentir su melodiosa voz y atiné a sonreír mientras creaba alguna vaga
respuesta.-
— Si —Suspiré e intenté no quejarme cuando mis
palabras retumbaron con pensar dentro de mi cabeza.
— ¿Seguro? Te noto
inquieto desde hace unos minutos atrás —Se acomodó de lado y apoyó su rostro en la palma de su mano.
— No insistas, estoy bien —Cerré los ojos y me
acurruqué en su pecho— tengo un poco de sueño —El
perfume impregnado en toda la zona de su cuello, de a poco comenzaba a surtir
su efecto y sorprendentemente llegaba a ser un natural
calmante. Lo sentí carcajear y deshizo su posición para luego rodear mi cuello con uno de sus
brazos y ayudar a que cayera en un profundo sueño.
Mi cuerpo, a los pocos segundos, se sentía liviano,
casi podía llegar a creer que caía suave como una pluma por los aires. Bastante
extraña sensación… la cual se desvanecía con lentitud y algo
nuevo se apoderaba de mi cuerpo. Calor.
Me ahogaba en medio del sueño, del cual parecía
imposible despertar. Mi respiración se agitaba constantemente bajo el ardiente fuego que
recorría con velocidad mi cuerpo y la horrenda desesperación provocaba de a poco un nudo
tormentoso nudo en mi garganta.
Mis ojos se abrieron de par en par y aún ahogado me
senté de golpe en la cama para recuperar aire.
— Kyuhyun… —Sentí
la voz preocupada de mi novio detrás de mí.
Antes de prestarle atención, me dediqué a recuperar
todo el aire perdido en la pesadilla y al momento, en que todo el calor, que aún
quedaba disperso por mi cuerpo, se transformó en un frío
tajante. Dejé caer mi cuerpo adolorido en el colchón y con suma rapidez tomé
las frazadas para cubrir mi cuerpo, cual experimentaba una
serie de horribles sensaciones.
Con dificultad pude observar a Jongwoon, que se
encontraba arrodillado en el suelo, y apoyado de antebrazos en un borde de la cama
— Tuve una pesadilla… ¿Por qué hace tanto frio? —Me
quejé con la voz débil. Incluso, hasta mi garganta parecía estar afectada. ¿Qué diablos era lo
que estaba sucediendo?-
— Tienes fiebre, Kyuhyun —Clavó sus ojos en los
míos, seguramente de forma acusadora. Seguiría insistiendo en lo del
resfriado.-
— No es cierto —Me
defendí y para demostrarle que no estaba en lo cierto, estiré
valientemente las sábanas hacia atrás, dejando que
el hielo cortara mi piel.
Bufó y de un salto se puso de pie, tomó las sábanas
y volvió a cubrir mi cuerpo, que
de a poco, comenzaba a tiritar
— Ya deja de fingir que estás bien —Sentí el ardor
de sus palabras. Estaba enojado.
Sin decir más y dejándome con las palabras en la
boca, palabras con las cuales seguiría negando, se acercó hasta el velador. Había una toalla y
un recipiente de metal brillante con un poco de agua. Supuse que era lo que pasaba y
decidí acotar a su nuevo reglamento.-
Relajé mi cuerpo en el acolchado y me dediqué a esperar
que la toalla húmeda se reposara en mi frente, con la tarea de bajar la
temperatura en exceso.
— No seas testarudo —Acomodó el paño en mi frente y
me estremecí al sentir una gota de agua resbalar por mi cien— quizás ahora tu resfriado
empeore, pero como dices negro, cuando digo blanco, tendrás que obedecer todo
lo que te diga, no quiero reclamos ¿Entendido? —Sabía muy bien que estaba
molesto… y lo entendía. Solía ser muy orgulloso y debía de dejar aquel defecto
a un lado.-
— Lo lamento —Susurré y cerré los ojos, dejándome
vencer por la debilidad en que mi
anatomía permanecía.-
— Es enserio, Kyuhyun, no quiero que esto empeore.
Solo quiero que sea un simple
resfriado y que mañana o pasado, podamos a salir a
jugar por ahí —Sonrió risueño, dejando el mal genio de lado.-
— Está bien —Musité sin abrir mis ojos, la luz
brillante de la habitación me incomodaba
y hacía que mi cabeza quisiera explotar. Luego de
un largo e interminable, pero dulce,
silencio, sentí su apacible voz.-
— Te amo —Musitó cerca de mí. Besó mi mejilla y se
acomodó a mi lado.-
— Igual yo —Susurré sin ánimos y me acomodé para
volver a caer en un sueño.-
Pasó una semana desde que la fiebre se había hecho
presente en mi cuerpo y al parecer, no tenía ni las más mínimas intenciones en despedirse de él.
— Esto ya es demasiado —La preocupación se le
notaba por todos lados, su forma de
actuar, de mirar de hablar.
— Jongwoon, me ha sucedido veces anteriores y es
igual —Mentira, pero debía hacer algo para tranquilizarlo.-
— Me preocupas —Sentí como me tomaba en brazos y me
dejaba en un sillón que había traído hasta la habitación, así podría cambiar
sábanas y hacer el aseo que cualquier madre haría por su hijo.-
— Tranquilo —Mi voz débil, no hacía más que
empeorar la situación y lograba que Jongwoon se quejara de tan solo verme.-
— No estoy
tranquilo, Kyuhyun. No me queda otra opción que llamar a un médico. No
es lindo verte así como estás, necesito que te
recuperes —Su voz se aceleraba de a poco y
terminaba ahogándose en sus palabras. Mis ojos se abrieron como platos al
escuchar que planeaba llamar a un médico. No era buena idea, podría
hacer que nos descubrieran.-
— No… no es lo mejor que podrías hacer —Comenté
mientras luchaba arduamente para mantener mis ojos abiertos.-
— ¿Y qué es lo mejor que podría hacer? ¿Quedarme de
brazos cruzamos, mientras tu
resfriado aumenta? Estás loco si crees que no haré
nada al respecto —Se adelantó a decir, antes de que yo prosiguiera negándome a su ayuda.-
— Jongwoon, sabes muy bien que… pueden llegar a
descubrirnos —Me quejé dejando que mis párpados se cerraran. Era inútil hacer un esfuerzo más.-
— Es solo un doctor, no puede hacer mucho Jongwoon
—Mi cuerpo, a pesar de lo débil que estaba, dio un salto al sentir repentinamente
las heladas manos de Donghae sobre las mías.-
Abrí mis ojos y ahí estaba, arrodillado frente a
mí, con los ojos brillantes y expectantes,
esperando alguna respuesta positiva de mi parte.
— Los doctores pueden hacer mucho —Argumenté sin sentido.
Temía que Jongwoon saliera vencedor del debate, mi estado provocaba un pobre
uso de diccionario y no tenía las palabras adecuadas para rebatir.-
— No, no pueden. Kyuhyun, ya deja de ser testarudo
y hazme caso de una vez por
todas. —Su voz terminó por hacer eco en la
habitación y a los segundos sentí sus labios en mi
frente, depositando un cálido beso.
— Esperemos unos
días más y… —Me acomodé para mirarlo a gusto— si el resfriado se mantiene igual,
te prometo que yo misma llamo a un médico —Suspiré y cerré nuevamente los ojos.
No dijo nada. Al parecer prefería eso a que seguir
insistiendo para nada.
Acarició mi cabello y me tomó, como una pluma, en
brazos para llevarme de vuelta a la cama y abrigarme bajo las brazadas
Cinco días pasaron exactamente y seguía en el mismo
estado deplorable ¿Qué era lo que sucedía conmigo? Ya debía de estar de buena
salud, cantando y saltando por el hermoso campo.
Algo andaba mal.
Suspiré agotado de la fiebre admirando el hermoso
día que se translucía a través del visillo limpio colgado en la ventana,
parecía ser una burla.
— ¿Cuántos días mas quieres esperar, Kyuhyun? —Una
helada voz apareció en la
habitación. Estaba molesto. Giré mi cabeza con
cuidado y fijé mis ojos débiles en los suyos enfadados.- ¿Quieres esperar a que
te pase algo realmente grave? ¿No es cierto? —Seguía hablando
en el mismo tono frío, cruzado de brazos y piernas, apoyado en el umbral de la puerta.-
— Jongwoon… ya estoy mejor —Susurré. Mi garganta
ardía.-
— Que mentiroso eres… —Negó con la cabeza en
desaprobación y desvió sus ojos de
los míos para fijarlos, como punto final, en el
suelo.
El silencio que nos
rodeaba era tenso y no había muchas opciones. Debía de aceptar la
visita de un médico
— ¿Sabes? —Interrumpió
el silencio, con la misma voz seca y amarga que traía desde
que se había levantado— ya no seguiré haciéndote
caso, llamaré a un doctor ahora mismo —Suspiró con pesadez y caminó con paso firme hasta el
teléfono que yacía quieto y polvoriento en un mueble antiguo.-
— ¡Jongwoon! —Gemí
apretando los ojos. ¡No quería un médico!-
— Ya basta Kyuhyun
—Musitó sin importancia mientras marcaba un número— tienes suerte de tener un
novio que conozca al mejor médico aquí.
Bufé con dificultad y me volteé en la cama. Aunque
darle la espalda no le detendría, era una manera de hacerle saber que estaba
enfadada con él.
— No me interesa que
te enfades conmigo, pequeño —Que tramposo, a pesar de que lo decía con sarcasmo, sonaba totalmente sensual
para mis oídos, aún más cuando agregaba la palabra “Pequeño” — Créeme que a mí, en estos
momentos, me interesa que te mejores pronto y que luego salgamos a caminar,
tomados de la mano y quien sabe por ahí si te doy una sorpresa, tu sabes —Sentía el tono travieso que
empleaba y a decir verdad, le resultaba.
Me giré de un salto, sin pensar en la terrible
molestia que causaban las sábanas y la ropa sobre mi
piel.
— ¿Qué quieres decir con eso? —Arqueé una ceja al
verlo con una sonrisa juguetona en los labios, mientras sostenía el teléfono en su oreja
izquierda.-
— No lo sé, tú
sabes —Me guiñó un ojo y suspiró.
Okey, me convenía que me curara pronto de este
apestoso resfriado.
Sonreí y dejé que mi cuerpo debilitado, descansara
tranquilo en el colchón. Carcajeó y supe que debí de haberle hecho entender que
me rendía.
Las risas cesaron y entendí que habían atendido la
llamada.
— ¿Doctor Lee? —Preguntó y me dio la espalda— Habla
con Kim Jongwoon… necesito una atención urgente, me gustaría saber cuándo está usted
disponible… ¿Esta misma tarde? —Maldición— ¡Perfecto!... sí, si, como a las cuatro
estaría bien… —Terminó por darle la dirección y unas muy afectuosas gracias. Se volteó de un
salto y colgó la llamada.-
— Ya se, viene a las cuatro —Rodé mis ojos y
suspiré abatido.-
— Si, te
recomendará algunos medicamentos y eso es todo. Soy un completo estúpido al haberte obedecido y no haber llamado antes
—Carcajeó y golpeó suavemente su frente con su mano derecha.-
— Es que tengo un
gran poder sobre ti y las cosas se hacen como yo digo —Suspiré con una sonrisa en los labios.-
— Quizás —Carcajeo y en segundos nos quedamos en
silencio, mirándonos directamente a los ojos. Mordió su labio inferior y sonrió— creo que
comienzo a desesperarme, extraño devorar tus labios —Musitó-
Sonreí débil. Era cierto, desde que el resfriado
había comenzado, habíamos quedado en no tener
mucho contacto físico… después de todo, no queríamos terminar los dos
resfriados, siendo dos personas inútiles en una cama.
— Creo que… necesito a ese médico ahora mismo
—Carcajeé. Rio y se acercó, midió mi temperatura y sin más remedio, terminó por posar una fría
toalla húmeda en mi frente.-
El reloj que colgaba en una de las paredes de la
habitación, marcó la hora exacta en la que el médico dijo que se presentaría… y con una
sorprendente puntualidad, unos cuantos golpes en la puerta principal, hicieron
eco por toda la casa de madera.
— Debe ser él —Jongwoon saltó de un golpe y sin más
que decir, salió disparado de la
habitación. Mientras esperaba la aparición de mi
novio junto al profesional, resé en todos los
idiomas, rogando a que no fuese nada grave y no me viera obligado a regresar a
la ciudad.
— Kyuhyun, el doctor Lee ya está aquí —Anunció la
suave voz de Jongwoon-
Abrí mis ojos y con lentitud me fui acomodando en
el acolchado hasta quedar apoyado en el respaldo.
Ahí estaba. Un hombre alto y maceteado, de tez morena pálida y con una escasa barba
blanca… al igual que su cabello
— Buenos días —Musité seria. Su aspecto me daba
escalofríos.-
— Buenos días —Sonrió y dejó salir ese aspecto que
todos los doctores ocultaban,
ternura. Tomó una silla y se acercó hasta sentarse
a mi lado. Posó el maletín sobre la
cama y sacó todo tipo de instrumento que
necesitaría-
Luego de una corta revisión, retiró el estetoscopio
de sus oídos y los volvió a guardar
en el maletín. De este mismo, sacó una cajita
rectangular y la dejó en el velador junto a un
gotario.
— Y… ¿Qué es lo que tiene? —Cuestionó Jongwoon al
notar que el trabajo del hombre ya había finalizado.-
— Es solo un simple resfriado —Se puso de pie,
mientras yo clavé mis ojos asesinos en los de Jongwoon. ¡Había sido para nada!
—Pero hicieron bien en llamarme, es un resfrío común, pero que debe ser tratado
—Me sonrió victorioso. Okey, si tenía razón— este jarabe ira regulando su
estado, en un par de días te recuperarás —Me sonrió con ánimo.-
— Muchas gracias —Sonrió estirándole una mano, la
cual el doctor aceptó gustoso.-
— Una duda —Musitó
antes de retirarse de la habitación— ¿Dónde están sus padres? Por lo que veo, llevas con fiebre varios días… —Me
miró con extrañeza y sentí latir a mi
corazón con fuerza. Eso se llamaba nerviosismo-
Miré a Donghae con nerviosismo y tragué saliva
esperando a que algo alumbrara en mi cabeza.
— Salieron… —Solté la primera palabra coherente que
se me vino a la mente— salieron, ellos… se fueron de vacaciones por unos días
—Era buen actor, debía de hacerle creer con una simple sonrisa.-
Aun así, después de haber parecido la chica más
honesta del mundo, me miró desconfiado.
— ¿Salieron? Pareciera que no están seguros de
aquello —Clavó una mirada acusadora en mí y por inercia temblé. ¿Por qué nos
cuestionaba? Ese tipo de cosas no eran su incumbencia.-
— ¿Cómo no
podríamos estar seguros? Son nuestros padres… ¿Qué hay de extraño en que salgan de viaje en vacaciones de verano? —Tomé
el valor necesario para enfrentarlo. Con eso debía de callarse. Se quedó en silencio y giró
sobre sus talones para mirar a Jongwoon, quien se encontraba serio, seguramente ayudándome con
el teatro.-
— Si usted tiene desconfianza, podría llamarlos, no
hay problema —Soltó tal como si
estuviera molesto. No sabía que se traía entre manos,
pero me sonó a Su madre. Mantuvo el silencio, me miró una vez más y suspiró.-
— No, no tienen para que llamarlos… —Se encogió de
hombros y me sonrió amistoso— después de todo… están de vacaciones —Volvió a sonreír
con inocencia. No sé cuál era la razón de que me causara tanta desconfianza.- Cuídate Kyuhyun
y recuerda beber el jarabe dos veces al día, una en la mañana y otra en la noche. Son 15
gotas —Con la última sonrisa agitó una mano con lentitud y salió de la habitación.-
Jongwoon salió caminando detrás de él y apenas
escuché la puerta principal abrirse, corrí hacia la
ventana para observar que era lo que sucedía.
Los vi conversar y
durante la corta charla el rostro de Jongwoon se ponía cada vez más serio y frío. No era una buena señal… más terminaron
por despedirte con un apretón de manos y sonrisas.
Jongwoon se quedó de brazos cruzados en el portal
de la casa, seguramente con la excusa de ver partir
al médico, más yo estaba seguro de que aprovechaba de refrescarse de la suave y tibia
brisa que aparentaba estar en el día de hoy. Después de todo… la mayoría de los
días se había quedado a mi lado atendiendo mi resfriado.
El doctor Lee se
subió a su lujoso auto negro y emprendió viaje por la ruta de arena
seca que se hundía bajo los verdes árboles al
frente de la casa.
Sin nada más, volví a la cama y aproveché de
humedecer una vez más la toalla para dejarla reposar en mi frente ardiendo.
Los pasos de Jongwoon
se escuchaban pesados en la escalera y en segundos apareció en la habitación con
el rostro marcado por la preocupación.
— ¿Sucede algo? Tienes una cara terrible —Carcajeé
acomodándome en la cama.-
— Y tú deberías tenerla también —Me miró afligido—
tiene sospechas, Kyu.
Dejé los ánimos a
un lado y esperé a que el silencio inundara la habitación.
— Lo sé —Musité
frío— ¿Te dijo algo más? Pensé que luego de nuestro teatro debería
de habérselo tragado todo —Volví a sentarme en la
cama, para así tomar un aspecto.-
— También lo creí, pero… mencionó algo sobre
nuestro escape, Kyu —Sentí como
vibraba su voz y mi corazón se detuvo ante el
miedo.-
— ¿Qué… que quieres decir con eso? —Susurré con la
voz cortada. Sabía que algo no andaba bien.-
— No lo dijo tan
concretamente —Se sentó a los pies de la cama— pero quiso mencionar algo, sobre
una pareja de aquí, alrededor de los 17 años, que se habría escapado, somos nosotros
—Musitó serio y clavó sus ojos con los míos.-
— Te dije que era una pésima idea llamarlo —Dejé
que se me escapara ese tono enrabiado
que pocas veces solía usar.-
— ¡¿Y que querías que hiciera?! ¿Qué terminaras con
algún problema grave? ¿Acaso
no sabes que la fiebre es peligrosa incluso mortal?
—Su tono de voz comenzaba a elevarse. Por cierto lado tenía la razón y yo por
otro… también.-
— Pero Jongwoon —Me quejé con debilidad y sentí mis
ojos empañarse sin sentido— Ahora nos van a describir… esto no tiene nada de
bueno —Sollocé.-
— Prefiero ir mil veces a la cárcel, antes de que
te suceda algo —Me miró tal como
si tuviera rencor, pero sabía muy bien que no era
nada más que rabia y frustración.-
— ¡No digas estupideces! —Grité. Sí, grité— ¡Era
solo un estúpido resfriado! ¡Nada grave podría
haberme sucedido!
— ¡Claro que sí! —Se puso de pie de un salto y me
miró enojado— ¿Acaso no escuchaste al médico? ¡Podría haberse convertido en algo serio!
Esto era increíble. Nunca nos habíamos peleado y
nunca estuvo en mis planes, ni mucho menos con
gritos… ¡Ya ahora estábamos discutiendo por una estúpida razón!
— Ya cállate, tú no tienes idea —Gemí y dejé caer
mi cuerpo en el colchón. Era mejor
dormir y dejar que todo fluyera como debía de ser.
— Créeme que se mucho, Kyuhyun —El nivel de su voz
había bajado, más aún así sentía su enojo correr en ella— iré por… —Suspiró—
iré a tomar algo de aire afuera, si necesitas algo… solo
golpea la ventana.
Un silencio frío y desolador se apoderó de la
habitación y al segundo me di cuenta de que ya estaba solo.
Me quedé despierto todo el rato, analizando la
situación en la que nos encontrábamos. Seguía pensando
lo mismo “Las cosas no van por buen camino” y no hay nada más que hacer…
Un completo
extraño, que ya estaba al tanto sobre el escape de dos jóvenes, sabía nuestra localización
y eso nos jugaba en contra. Ahora solo nos quedaba rogar que se quedara en
silencio. Me dediqué a mirar mi celular apagado, que descansaba en el velador.
Cuantas llamadas pérdidas debería de tener, cuantos mensajes y notas ahogadas,
esperando a que dé señales de vida, pero no… no iba a contestar, no iba a darles
una esperanza. Todo esto era culpa de esas dos personas que me criaron en un
mundo lleno de codicia y ambición, frías sin sentimientos y sin saber lo que
era amar.
Limpié enseguida una lágrima que se deslizaba por
mi nariz, era inútil llorar por un mundo tan frívolo como en el que vivía y a
decir verdad, mes sentía completamente llena viviendo junto a
Jongwoon.
Estaba atestado y me sentía inútil. Los días
pasaban y yo seguía con el cuerpo pegado a la cama, pero
aún así… el remedio parecía causar efecto y mis ánimos y síntomas mejoraban notoriamente.
Era día jueves por
la mañana y el sol brillaba con toda su intensidad. Mi cuerpo estaba inquieto bajo las sábanas, rogando salir de
aquella habitación. Sensación la cual no había experimentado desde que la fiebre se había
apoderado de mí.
Medí mi temperatura
y al parecer se encontraba normal. ¡Genial!
De un salto, me puse de pie y busqué ropa en el
placard. Sabía que tampoco podría andar desabrigada
por la vida, así que un jeans y una polera de mangas tres cuartos estaría a la perfección.
Aproveché el hecho
de que Donghae estuviera Jugando Basquet en el jardín Trasero y corrí hacia el baño para darme una corta ducha. Sequé
mi cabello y cara, dejándolo despejado de cualquier síntoma de resfriado. Ya
parecía como nuevo, sin ojeras, sin la voz ronca y sin que mi cuerpo se quejara con cada
roce de la ropa.
Corrí por las escaleras y salí con desesperación de
la casa. ¡Aire! Por fin.
En silencio, caminé hacia mi novio y le di una gran
sorpresa al abrazarlo por la espalda.
Como era de esperar, dio un salto y dejó caer la
pelota por entre las plantas.
— ¡Kyuhyun! —Se volteó y sonrió entre un suspiro—
¿Qué hace usted aquí mocoso? —Sonrió con los ojos brillantes.-
— ¿Qué no ves? Me siento de maravilla el día de hoy
—Rodeé su cuello con mis brazos y lo miré a los ojos. Habíamos dejado de hacer eso hace
tiempo.-
— Eso parece… luces espléndido —Sonrió posando sus
cálidas manos en mi cintura.
— Dios… —Cerré mis ojos dejando que el suave y
tibio viento tocara mi piel y me hiciera sentir
vivo nuevamente— extrañaba el aire limpio —Carcajeé y abrí mis ojos para
encontrarme con los suyos.-
— Y yo extrañaba poder verte tan animado como el
día de hoy. El jarabe que te dieron es muy efectivo —Sonrió y besó mi mejilla.-
— ¿Solo un beso en la mejilla y nada mas? Esperaba
algo más apasionado —Enarqué una ceja y alejé mis brazos de él para poder cruzarlos sobre mi
vientre. Sonrió y tomó mi rostro entre sus manos. Con una lentitud impresionantemente
tortuosa, acercó sus labios a los míos.
Se podría decir que me estremecí por completo al
sentir la suave piel de sus labios hacer un mínimo contacto con los míos. Ese
cosquilleo en mi vientre apareció nuevamente y me desesperé por completo,
necesitaba sus dulces labios, ese jugo acaramelado que solía entregarme
en cada beso, pero no, preferí permanecer quieta y esperar a que él terminara la tarea
Suspiré sonoramente sobre sus labios y finalmente,
los suyos hicieron presión en los míos
con suma delicadeza y ternura. Fueron creando un
ritmo lento, calmado, apacible y hermoso en verdad.