lunes, noviembre 16, 2015

KyuHyun, eres un idiota [YeHyun]


N/A:
¿A pasado mucho tiempo, verdad?
Sentí nostalgia, obviamente no puedo abandonar este blog, menos a quienes han leído en el.
Este es un pequeño regalo. Se siente muy bien regresar. No abandonen el blog. Son quiénes aún me mantienen aquí. En cuánto a mis fanfic's pendientes, pronto les daré la sorpresa. Disfrútenlo.


KyuHyun, eres un idiota



Empeñado en destrozar por octava oportunidad su portátil, sus hábiles pero toscos dedos se desplazaban con ímpetu en el teclado, en pocos minutos comenzó a crear párrafos de extenuante contenido e impecable narración, sintiéndose satisfecho al culminar uno para empezar con otro; sabía que no podía detenerse, por lo menos no hasta que concluyera con lo que tenía en mente.
En menos de lo que esperó ya tenía en su haber treinta páginas con una considerable cantidad de palabras, pero aún le faltaban muchas más y no podía parar, no cuando la inspiración llegó a él de forma tan natural. Se sumergió de lleno en su apasionante trabajo. Aquello era lo que más le gustaba hacer, sin contar con los momentos de frustración, era maravilloso. Si algún día lograba su objetivo, sería escritor.

No sé si te habrás dado cuenta [YeHyun]



No sé si te habrás dado cuenta. 




Dio un paso más y su corazón se detuvo, aunque hayan estado separados solo unas semanas, lo que duraron las promociones de la nueva canción de SJ-M, para ambos fueron eternos y brutales, en los que no podían verse, mucho menos tocarse, claro que por redes sociales o mensajes podían saber que le ocurría al otro, pero no era lo mismo, lo sabían perfectamente; era increíble como el solo verlo lo hiciera tan inmensamente feliz, algo muy cursi para su gusto, pero que desde hace un tiempo ha empezado a aceptar esas “cursilerías” que llegaban a su mente, estando a su lado era algo común que pasase.

Soltó un leve pero audible suspiro, del cual luego se arrepintió de haber hecho pues, él, al que creía dormía plácidamente en su cama, abrió los ojos y quitó el brazo que cubría su rostro para sentarse y ver directamente al pequeño intruso en el umbral de su habitación; por un momento pensó que sus ojos tan expresivos lo devorarían sin contemplación alguna, eso más el silencio que reinaba entre ellos podía matar a cualquiera.