martes, julio 02, 2013

Noche de San Valentín [Parte III - Final]






¡Que molesto! Pensé dentro de mí, me levante tratando de no despertarte, me molestaba no poder dormir ¿Por qué en los lugares menos precisos me muero de sueño? Y ¿En tu rica cama no?, me eché de nuevo, esta vez conté ovejitas, como decía mi mamá, para poder tratar de conciliar el sueño, pero no podía, eso me disgustaba, te miré y tu si dormías, pero ¿cómo? Me interrogaba, sentí celos de como dormías tan placenteramente, me picaba el bichito de la envida, si iba a desvelarme tenía que ser contigo… Y ya sabía cómo hacer eso, te moví para despertarte, pude que hacerlo unos minutos, pues dormías plácidamente, al lograrlo te dije: “Yesung, quiero jugar”, con mi voz algo infantil, pero efectiva pues volteaste a verme y me dijiste: “Mañana jugamos todos los videojuegos que quieras ¿Si?”, me malinterpretaste, yo no me refería a eso, volví a decir: “Pero yo no quiero ese tipo de juego” dije poniéndome encima de ti, esto provoco que se te abrieran los ojos como plato, y volví a hablarte lo más provocador que sonara: “Quiero jugar un rato contigo, hyung” te pusiste nervioso, lo noté en tu rostro, acorte la distancia entre nuestros cuerpos y labios, te besé pues no salías de tu shock, era como si un astuto lobo estuviera cazando un sexy tortuga, quería sacarle provecho a mi falta de sueño y que mejor manera que esta.
Mis manos ingresaron bajo el polo que llevabas, acaricie su pecho, tocando tú ya caliente piel, esta se erizaba por mis simples roces, era reconfortante saber que provocaba eso en ti, en un descuido mío, ya no me encontraba encima de ti sino estaba debajo de ti, habías tardado en asimilar la situación, pero ahora eras tú el que me besaba con desenfreno queriendo apoderarte de mi boca, mordiendo mi labio inferior pidiendo permiso para dominar mi boca, al final dejé que hicieras de mi boca de tu dominio, mis dedos se enredaban en sus rebeldes cabellos oscuros acercándote a mí, profundizando ese apasionado beso, mientras que las tuyas friccionaban, rosaban y tocaban mis cuerpo a su libre albedrio, sin censura, yo intentaba deshacerme de tu ropa, quiera tocarte sin esas estorbosas prendas, si por mi fuera siempre estarías desnudo todo el tiempo, solo para mí. Pero eso no es posible, “Maldita sociedad”, renegaba dentro de mí.
Desabotone cada uno de los botones de tu camisa, en el proceso no podía evitar delinear con mis dedos tu pecho hasta tu abdomen, levemente formado algo ardiente, ese al que tantas veces había probado y el que me hacía delirar, al lograr quitártelo pude admirar tu cuerpo, me idiotizaba, me hechizaba, me provocaba… Ahora te encontrabas lamiendo, mordiendo, devorando mi cuello, sacándome roncos, pero necesarios gemidos, mi cuerpo se estremecía, tus manos acariciaban azarosamente mis caderas, bajando lenta pero satisfactoriamente hasta mis muslos, no protestaba porque me gustaba, pero sobre todo porque sabía y me sentía tuyo, me agradaba esa sensación, saber que siempre podré estar bajo tu protección, me animaba a seguir entregándome a ti en cuerpo y alma, porque sabía que lo que hacía no era en vano, porque tú lo apreciabas como si se tratase de lo más preciado que tuvieras, me amabas, lo sabía y te agradecía por todo ese amor que tienes para mí, por eso no me arrepiento de nada que haya hecho, aunque haya sido lo más cruel que haya hecho contra ti, pues todo lo que paso, me acercaba cada vez más a descubrir tu gran amor, como dice un dicho ”Las cosas siempre ocurren por algo”, y ese algo fuiste, eres y serás tú.
No sé en qué momento pasó, no me di cuenta de cómo lo hiciste, tal vez porque estaba sumergido en el goce que me dabas que no me di cuenta el momento que me desvestías, me sonrojaba no porque está desnudo frente a ti sino porque traías cara de pervertido y ahora era yo el que me sentía la presa y tú el cazador, di un sonoro gemido al sentir tus húmedos labios recorrer mi pecho, era oficial te habías vuelto un lobo, al que solo a mí me dabas el privilegio de ver, conocía tu dos lados, el reservado y cariñoso el que adoraba, y el apasionado y atrevido el que me idiotizaba, sabías que con tu segundo lado, no podía, me dominabas, cosa que normalmente es al revés, pues casi siempre siento que te tengo en mis manos, pero contra tu lado atrevido no puedo luchar. No pude retener mis gemidos más, me retorcí de placer, apreté las sabanas con fuerza, me hacías delirar, tu cabeza estaban entre mis piernas, habías metido mi miembro en tu boca, lo lamías  como si fuese una helado, claro que envés de frío estaba ardoroso, lo hacías divino, lo succionabas haciendo que tocará el cielo.
La habitación inundaba de gemidos, suspiros, bramidos, solo algunos…bueno casi todos eran míos, pues con la intensidad que jugabas con mi amigo se agudizaban más estos, en varias oportunidades en las que tuvimos sexo, siempre pensé que de seguro en tu otra vida fuiste un Playboy o un estríper o algo relacionado con ser “Experto en sexo”, admito que sentía celos de tal solo pensar que hacías eso con tus anteriores parejas, lo sé soy muy celoso, pero siendo tú lo era, hasta de mi propia sombra, suena enfermizo lo sé, pero para mí es “Cuidar lo mío”; me matabas en vida, sentía un descargas eléctricas recorrer mi espina dorsal y unos cosquilleos por mi pelvis, sentía que en cualquier momento me vendría “¡Y-Yesung!” te intentaba advertir, pero no me hacías caso, tal vez porque estabas tan entretenido conmigo o porque no querías , “Me vengo”, te advertí claramente, pero no te inmutaste, no podía soportarlo más, me vine en tu boca, me probaste, otra vez.
Dejaste en torturarme para devorarme los labios, saboreé de tus labios mi propia esencia, creo que por hacer lo mismo tanto tiempo, no me desagrado, sino que me excitaba de una sobremanera, ya me había hartado de los juegos, no quería seguir jugando o mejor dicho que sigas jugando, quería llegar al clímax del orgasmo, “Yesung, haz me tuyo ahora”, te dije rogándote en labios, pues tenía urgencia, tu solo me dijiste “Demoraste mucho”, lo dijiste con una maliciosa sonrisa, no estaba con la paciencia suficiente para responderle, “Lo sé, no perdamos tiempo”, te rogaba, eso es lo que querías, pero como dije tenia urgencia de tenerte dentro de mí, ¡Ya!, que no me importaba rogarte, cosa que en otras situaciones no haría… Seguías besándome, con desenfreno, haciendo que ambos labios se enrojecieran por tanto besuqueo, mis manos se deslizaron por tu cuerpo, bajando hasta tocar lo que por derecho me pertenecía y me hacía delirar por la gran extensión que este tenía, como lo supuse estaba erecto, de solo tocarlo sobre la tela, gimoteaste dentro de mi boca, me estremecí; te incorporaste para quitarte lo único que traías puesto, tu pantalón, al deshacerte de eso, mi cuerpo se excitó, ver tu miembro tan despierto, me hizo sentir escalofríos deliciosos, sabía que me dolería, pero valdría la pena porque me daría el placer que buscaba.
Abriste mis piernas delicadamente para colocarte en ellas, te acercaste a mí, depositando un suave beso en mis labios, en ese acercamiento no solo sentí como tus labios se acercaban sino también tu hombría chocar con la mía, “Uhm” solté junto con un pequeño brinco, lo tenías duro y palpitante, me excitaba, mis hormonas estaban alborotabas, mi piel caliente, mi respiración agitada y mi entrada dilatada, pues tus dedos no se hicieron esperar, salían y entraban tan gozosa sensación, me gustaba ser el placer llenarme, era delicioso y placentero, aumentaste la velocidad con más fuerza, sacándome incontrolables gemidos, “Más” decía con pura fogosidad, no quería que parará nunca, “Ah” me queje, habías sacado tus dedos, te reíste pues al parecer mi rostro era de molestia combinado de lujuria, para luego introducir tu miembro en mí, despacio iba entrando, pero yo no quería esperar tanto, lo quería todo dentro ¡Ya!, crucé mis piernas en tus caderas, y empujándolas hice que te enterraras de una dentro de mí, ambos gemimos al mismo tiempo, tú de placer y yo de goce con algo de dolor, “¿Estás loco?, te voy a hacer daño” me regañaste, con algo de preocupación en los ojos, “No importa… Si eres tu él que lo hace”, lo sé sonó algo masoquista, tu rostro era de desconcierto e inseguridad, “No, no me harás daño… Así que por favor muévete de una ¡VEZ!”, me desesperé, tener tu cosota metida dentro de mí, no es fácil.
Seguías atónito sin hacer nada, por una parte agradezco eso, pues me acostumbrada a esa gran intromisión y por otra no, me desesperaba, quería que me dejarás sin caminar por mucho tiempo; llevé mis manos hasta tu rostro, te acerque a mí, te besé tratando de trasmitirte que todo va a estar bien, por Sishus…Jong Woon, ¿Cuántas veces hemos estado así? Deja de ser tan cuidadoso, admito que me encanta que lo seas, pero en esas situaciones ¡No! “T-todo estará bien –trataba de no sonar tan exaltado- Así que ¡Deja de ser así y viólame, de una maldita vez! O sino juró que te castraré” ¿hasta qué punto tengo que llegar para que me hagas el amor?, “Lamento hacerte esperar tanto, es solo que no quiero herirte… Pero si me lo pides así, no tendré compasión” por fin escuche algo sensato… para mí.
Saliste y entraste primero despacio, luego fue aumentada la intensidad, la habitación se llenaba de puros, lujuriosos y apasionados gemidos, provocados por ambos, te abrase con el fin de calmar el dolor que sentía, si me dolía, pero no te lo quería decir, no quería que te detengas, pues si bien me dolía también me deleitaba, sin querer salían de mis labios alaridos de dolor, pero sobre todo del placer infinito que me dabas, “No te de dentenn gaAhh” habías tocado ese punto que me hacía delirar, “¿Ahí es amor?” solo asentí, seguías dando tan certeramente sin fallar, haciendo que mi cuerpo temblará de excitación, por voluntad propia mis caderas se movían, esto te causo risa, de seguro ver a la persona que más amas tan excitadito era tierno, “Sabes lo tierno que te ves así” me dijo volviendo a besarme, “¿Sabes lo grande que lo tienes?”, dije como pude entre labios, “Te amo, mi pequeño gamer” tapándome la boca, con sus apasionados besos, sin dejar de embestirme, “Menos habladuría y más acción” me mordió el labios inferior, “Como tú digas”
Atrapó mi miembro en su mano, y lo masturbaba, por san Sishus que veía estrellitas, “Me quieres matar” le dije, en toda la oración presente la fogosidad “Yo solo te quiero amar… Y también violar” lo dijo con insinuación “Eres un pervertidohh” le reproche, aunque no pude pues es lo que quería “Lo sé, lo sé, pero este pervertido te ama”, aumento su embestidas, el final estaba por llegar y ya sentía que me venía en las manos de mi amado, tanto fue la fuerza con la que me penetraba que hasta la misma cama se movía, pues rechinaban sus tuercas.
Me vine por segunda vez en medio de nuestros pechos, me sentía aliviado, ambos habíamos llegado al tan ansiado orgasmo, poco después me llenaste de tu esencia, se sentía calientito, ambas respiraciones eran aceleradas y agitadas, nos costó tiempo normalizarnos, luego saliste de mi con cuidado y te tumbaste a mi lado “Feliz San Valentín, ¿Te gusto tu regalo?” me dijiste abrazándome, con una hermosa sonrisa en los labios, “Yo quiera una nueva psp” haciendo un puchero “Te conformarás con la Yeyeconda” casi rio pero no lo hice pues con la cara que lo dijiste era de frustración y diciendo: “¿Qué? Y ¿Lo que acabamos de hacer?”, te besé pues me gusta esa expresión que tenías, “Es perfecto, gracias” abrazándolo y siendo correspondido “Pero, en serio, para la próxima no seas tacaño, cómprame algo caro” para que no siga hablando me abrazo tan fuerte que tapo mi boca con su hombro, yo solo escondí mi rostro en este, y así me fui quedando dormido en sus brazos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario