martes, marzo 18, 2014

Me without you Cap. 8 [Final]



Y el final llegó, espero que les haya gustado este fic adaptado.


Después de quedar seco en cuanto a lágrimas llamé a mi hermana para que me ayudara con las maletas, la cual se mostró sorprendida de que lo hiciera, de seguro creería que me negaría y que seguiría con mi rebelde actitud. Pensé que quizás si notaban un cambio en mí, podría haber una probabilidad de que ellos cambiaran su injusta decisión.

Necesitamos cuatro maletas para guardar toda mi ropa y dos bolsos para llevar mis 
necesidades extras.
Mi habitación comenzaba a notarse vacía, los muebles ya no se encontraban repletos de cuadernos y cosas por el estilo, más en uno, una fotografía de Jongwoon y yo daba vida al triste cuarto donde había ahogado todas mis amarguras durante los últimos días. Caminé con pesar hacia la foto y tomé el portarretratos de metal en mis manos. Sin esperar más de dos segundos una lágrima calló sobre el cristal y sollocé al saber y al mirar mi vida hacia el futuro… el ya no estaría ahí, ya nunca más sentiría uno de sus abrazos, sus besos, ni tampoco su voz. Todo esto era un infierno.

Sentí los pasos de mi hermana aproximarse hacia mí, por lo qué sequé mis lágrimas y me volteé de manera veloz, escondiendo la fotografía en mi espalda.

— ¿Qué escondes ahí? —Me clavó una mirada sospechosa.-

— Nada, solo una foto —Si lo piensan, era ridículo que siguiera manteniendo la foto oculta cuando estaba diciéndole la verdad, pero simplemente, no quería que la viera. Sabía en el fondo, que ni una adorable foto, cambiaría su opinión.-

— ¿Puedo verla? —Alzó las cejas y me miró expectante a través de los cristales de sus
anteojos.-

— No ¿Para qué? ¿Para qué sientas lástima de mí? No quiero dar pena y tampoco quiero hacerte saber, ni hacerte sentir mal por lo que estás destruyendo en estos momentos. Si me disculpas… tengo que seguir ordenando cosas —La esquivé y caminé hacia mis maletas, guardé el portarretrato entre las prendas de ropa y al término, cerré la valija asegurándola con un candado.-

Eran alrededor de las 1 de la madrugada y toda la casa seguía en pie. Sentía un dolor 
profundo en el pecho al ver las caras de mis padres, no habitaba ni una expresión de 
amargura, de tristeza, de hecho… era lo contrario, supuse que sentían satisfacción al
saber que ellos habían ganado la batalla y que finalizaban la guerra mandando a la oveja negra de la familia lejos de casa, deshaciéndose fácil y cobardemente de sus problemas.

Para serles honesto, no estaba triste por dejarlos tampoco, no habían influido mucho en mi vida, no más que desayunos fríos y cenas silenciosas. Prácticamente mi infancia la viví con una niñera de artos años, persona a la que aún extraño y desearía tener a mi lado en estos momentos. De seguro tendría un buen consejo.

Los recuerdos iban y volvían como relámpagos a mi cabeza, por lo que preferí deshacerme de toda mi ropa, abrigarme con mi pijama y hundirme bajo las sábanas. Quizás dormir disminuiría el dolor y la pena que sentía.

Mis ojos se abrieron a las 7 de la madrugada producto a la chillona melodía de mi 
despertador y prácticamente, con lo tarde que me había quedado dormida, más lo difícil que fue caer en sueño profundo, dormí tan solo dos tres horas. ¿Algo podía ser peor? A que sí, solo esperen el momento en el que me suba al avión y después de horas me encuentre en un continente diferente.

Me levanté con el rostro de un zombi y me metí a la ducha. Al salir, ni siquiera me preocupé de arreglar mi cabello, de ocultar las orejas y borrar todo tipo de facción en mi cara que demostrara lo infeliz que era. Si me iban a llevar lejos, quería que supieran que era en lo que me habían convertido. La persona más amargada e infeliz que pisara la tierra.


Bajé las escaleras con el corazón en la mano, mis maletas se encontraban junto a la puerta y mi hermana leía su agenda sentada en un sillón. Al notar mi presencia sonrió y se puso de pie. ¿Por qué sonreía? ¿No notaba que esto era tan parecido a un funeral para mí?

— ¿Estás lista? —Tomó su cartera y la colgó en su hombro derecho.-

— No, aún tengo que desayunar —Dije cortante mientras mantenía un fuerte contacto visual. Acaba de notar mi estado anímico.-

— No te preocupes, desayunaremos algo en el avión, estamos atrasadas —Musitó dejando la sonrisa a un lado y tomando su única maleta.-


¿No era suficiente llevarme con el corazón destrozado? No, también con el estómago rugiendo. Suspiré al ver mis nulas opciones y traté de tomar con torpeza mis cuatro pesadas maletas, más mis dos bolsos.

Por lo menos, una persona tenía conciencia en el hogar. Francis, el mayor domo que estuvo ahí desde mi nacimiento. Me subí al auto tal como si fuese el día de mi ejecución y para ser honesta, no había mucha diferencia, mis padres y mi hermana acababan con mi vida.

— ¿Por dónde vive? —Me preguntó deteniéndose en la primera esquina.-

— Es al otro lado de esta comuna —Suspiré con los ojos ya empañados. Volver a ver la casa Jongwoon sería la gota que derramaría el vaso.-

No alcancé ni a pestañear cuando el vehículo se estacionó frente a la casa de Jongwoon y mis piernas temblaron, mi corazón parecía caerse en pedazos y mis ojos derramaron lágrimas.

Me bajé sin mirar a mi hermana y con el sobre blanco en las manos. Al estar frente a la 
puerta, di tres golpes atemorizados y esperé. Su Madre no tardó en recibirme con una sonrisa, la cual se esfumó al ver mi lóbrego rostro.

— Kyuhyun… —Musitó preocupada tomando mi rostro— ¿Te encuentras bien? -Solo negué con la cabeza y apreté los ojos, dejando que las lágrimas empaparan mi rostro.- Quieres ver a Jongwoon, espera unos segundos… —Me soltó y se giró para ir en busca de mí… ¿Novio? Más no podía permitirlo, no sería capaz de mirarlo a los ojos y decirle que era lo que estaba sucediendo.-

— No… —Sollocé y tomé delicadamente de su brazo— Por favor… necesito que le entregue este sobre y que le diga todo lo que lo amo —Mi voz colgaba de un hilo y empeoraba al ver el rostro desentendido de ella— fue… maravilloso el haber compartido con usted y con su familia, son un verdadero ejemplo. Tiene que saber que usted fue como una segunda madre para mí —Terminé por abrazarla momentáneamente y correr hacia el auto antes de que cayera al suelo envuelta en llanto. Sentí como me llamaba y fue peor cuando me quedé con la vista
pegada en la ventana y su imagen en la puerta se iba desvaneciendo de a poco. Esto era… el fin.-

— Ya… vas a estar bien —Sentí como mi hermana hacía un torpe e inútil esfuerzo por 
consolarme, lo que me provocaba solo más rabia.-

Llegamos al aeropuerto en pocos minutos y sentí ganas de morir al ver a mis padres 
saludándonos a lo lejos con una sonrisa en el rostro. ¿Cómo podían?

— Se retrasaron —Comentó mi madre, rodeando mi espalda con uno de sus brazos. Más solo hizo el intento y me alejé con brusquedad.-

— Me atrasé en el baño —Me excusó mi hermana y miré hacia alrededor— ¿El avión ya está por despegar?

— En unos cuantos minutos, deben irse preparando —Respondió mi padre, escondiendo sus manos en los bolsillos y respirando hondo. No hallaba la hora en la que el alta voz llamara a los pasajeros del vuelo 39 a abordar el avión, quería dejar a mis padres de una sola vez y borrar como pudiese sus caras hipócritas.-

— ¿Vamos? —Me sacó mi hermana de mis pensamientos llenos de odio e ira hacia mis padres. Asentí y el corazón bombeó sangre con rapidez, haciéndome entrar en una arritmia desesperante.-

— Cuídate —Sentí como mi madre volvía a abrazarme. No me hice a un lado solo por 
educación, pero aún así no respondí sus saludos. Ignoré todas sus palabras y me puse en camino hacia el portal por donde abordaría el avión. Sentí a mi hermana ir detrás de mí, llamándome la atención y diciéndome que iba por el lado equivocado, la verdad era que no estaba en el mejor estado para orientarme. Me di media vuelta con desgano y caminé detrás de ella. Si, si parecía una escalaba.

Pasé nuevamente por al lado de mis padres, los cuales prefirieron no decir nada y saborear su dulce victoria.
A lo lejos pude ver sobre un portal un mensaje sobre una pantalla pasando una y otra vez: 

“Vuelo 39. Inglaterra, Londres” Es ahí justamente donde iniciaría mi nueva vida y donde
dejaría atrás lo que había valido realmente la pena durante todos mis años de existencia, el amor.

Los pasos se hacían eternos y creí estar loca al escuchar la voz de Jongwoon llamar mi nombre una y otra vez. Apreté mis ojos, tratando de borrarla de mi cabeza, solo estaba causándome más daño, pero los sonidos se volvían intensos y reales.

— ¡Kyuhyun! —Su voz retumbó en mi cabeza y una mano detuvo mi andar. Mi corazón de paralizó por completo y me giré creyendo que solo sería una ilusión.-

Mis ojos se llenaron de lágrimas y salté sobre él abrazándolo, mientras explotaba en llanto.

— Kyuhyun, mi vida… ¿En que estabas pensando? —Sollozó alejándome de él, tomando mi rostro entre sus manos y obligándome a verlo a los ojos.-

— Jongwoon… —Sollocé ahogado en llanto mientras no podía creer que lo tuviera en frente a mí— Jongwoon… Jongwoon, mis padres… me obligan a viajar a Inglaterra… yo… yo no sé qué hacer, todo… se escapó de mis manos, todo se desvaneció —Gemí mientras trataba de recuperar la respiración.-

— ¡Kyuhyun! ¡¿Dónde rayos estás?! —Escuché la voz de mi hermana a unos pocos pasos. No tardó en segundos en aparecer— ¿Qué haces? —Me miró desconcertada y luego guio su vista a Jongwoon. Ni siquiera le prestamos atención, tenía que escuchar que era lo que él me decía.-

— Kyu —Sollozó tomando de mis manos— Kyu, por favor… no puedes irte a Inglaterra,
lo eres… simplemente todo para mí, te has convertido en mi vida, yo… no sé qué haría sin ti, eres la luz, el aire… no puedo permitir que te vayas, no puedo permitir que te alejen de mí y que todo acabe aquí. Te amo, te amo de verdad y soy capaz de hacer lo que fuese para que te quedes junto a mí, por favor mi amor… no te vayas… —Las lágrimas caían repetidamente de sus ojos, tal como las mías resbalaban por mis mejillas.-

Lo abracé y refugié mi rostro en su pecho, sintiendo como sus latidos se agitaban… escuchando los últimos latidos de amor.-

— Perdóname… —Sollocé y me alejé— si me quedo, seguiré haciéndote infeliz, mis padres nunca entenderán lo que es amar… no puedo quedarme Jongwoon… no puedo seguir haciéndonos daño —Musité con frialdad. Mis palabras eran tan sinceras, como lo que sentía dentro.-

— Pero… —Sollozó tomándome de una mano al ver que me alejaba.-

— No… no… lo hagas más difícil —Gemí alejando mi mano de él.-

— ¡Aléjate de él si no quieres que llame a la policía! —Exclamó mi madre apareciendo
en la despedida. La miré con odio y le di la espalda a Jongwoon para atravesar el portal.-

— No, Kyuhyun… —Escuché hablar a mi hermana y detener mi paso— No puedo llevarte a Inglaterra, no sabiendo el daño que te causaría. -Me giré desconcertado y la miré a los ojos. Sonrió levemente y me abrazó con fuerzas.- Es un gran chico, no puedes dejarlo ir —Carcajeó entre sollozos. No pude hacer más que sonreír y dejar que me invadieran todas las emociones que se incrustaban en mi corazón.-

— ¡¿Qué?! —Exclamó mi madre, deshaciendo el abrazo que formaba con mí hermana mayor—  ¡No puedes hacerme esto Ahra! ¡Quedamos en que te llevarías a Kyuhyun a Londres!

— ¿Qué tan cruel puedes llegar a ser? —Escupió mi hermana con fervor y me sentí 
querido y entendido por primera vez al ver una lágrima rodar por su rostro.- ¡Míralo! 
—Gritó en un susurro.

— ¡Suficiente! —Exclamó mi padre interrumpiendo el drama, tal como siempre lo hacía. Sentí un temor asqueroso al escucharlo hablar. Todo dependía de él. Clavó su mirada en mí y sonrió.- ¿Lo amas? —Musitó con la voz calmada.-

Asentí entre el llanto y sonreí al ver mi camino alumbrarse.

— Se la gran persona que eres —Miró a Jongwoon y asintió— te quedas, Kyuhyun —Sonrió. Con un nudo en la garganta, corrí hacia los brazos de mi padre y lo abracé con fuerzas… si comprendía. Apenas me alejé, miré a Jongwoon y sonreí con conmoción, extendió los brazos y volví a correr para alcanzar lo que creí imposible. Rodeé su cuello con mis brazos aún temblorosos y besé sus labios con sentimiento. Volví a sentirme vivo, volví a sentir a mi corazón latir, a mis sentidos despertar, a mi mundo alumbrar nuevamente y a sentirme feliz.-

— Te amo —Sollocé sobre sus labios mientras lo miraba a los ojos.-


— También te amo mi vida —Susurró y volvió a besar mis labios con esa ternura que 
solo él sabía entregar.-

Quien sabe lo que nos depare el futuro… solo sé que estando junto a esa persona especial, que te hace sentir vivo, que te hace soñar más allá de los limites, esa persona que está ahí para cada caía, quien te da los ánimos y energías para empezar con un nuevo día. Esa persona que te saca de rutina y alumbra tus días más oscuros. Quien te enseña lo que es realmente el amor y te hace descubrir lo maravilloso de estar enamorado… la vida puede llegar a ser perfecta.

1 comentario:

  1. Wow, me hiciste llorar en el capitulo anterior realmente crei que Kyu se iria y talvez despues de muchos años se encontrarian cuando el ya fuera mayor y puiera decidir por si mismo, pero me encanto el final, me encantan los finales felices ...... ahora sonrio feliz....... Saludos

    Espero que pronto puedas subir los demas capitulos de los otros fics...... Kat

    ResponderEliminar